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| Poblado de Nungwi |
Después de visitar Stonetown cogimos un taxi para ir a Nungwi. Apalabramos 50 dólares, fuimos a sacar el permiso de circulación por la isla, paramos a echar gasolina y por fin nos encaminamos al norte. Todo la ruta está llena de casas, palmeras y plantaciones de plátanos, cocos, casaba, piñas... ah y gente, gente en bici, en carro de vacas, a pie, durmiendo, gente por doquier. Nos cayeron tres tormentas tropicales en la hora y algo que duro el trayecto.
También tres controles de policía.
Por fin llegamos a Nungwi, casas hechas de bloques y techos de latón, colegio sin ventanas ni pupitres, un callejón desolador y al abrirse el portón.... otro mundo. Piscina con tumbonas, vegetación tropical con flores multicolores, restaurante sobre la playa blanquísima, cóctel de bienvenida...era nuestro hotel, el Langilangi. Eramos los únicos españoles entre un mar de alemanes y algún británico. Como se ve quién maneja ahora la pasta...
Allí hemos descansado como reyes. Nuestra única preocupación era si escoger esta o aquella comida, si ocupar esta o aquella hamaca, si bañarnos en el mar o en la piscina... uff.. qué relax! qué despreocupación! qué buena vida!.. excepto los mosquitos y el ponerte rojo, claro.
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| Jardin ecuatorial desde nuestra terraza. |

Vivíamos pendientes del sol y, por supuesto, de las mareas. Cuando hay marea baja el arrecife de coral queda en algunos lugares a la intemperie y ves los peces ahí al alcance de la mano. Nosotros aprovechábamos para bucear por libre. Nos estábamos hasta que la piel se nos arrugaba y temblábamos de frío, y eso que el agua está caliente. Sin embargo los
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| Pez con púas |
lugareños se están horas, salen en tropel a coger pulpos, langostas, caracolillos, peces variados, sobre todo niños y mujeres. Los hombres trabajan por la noche en los barcos.
Con la marea alta te bañas junto al hotel, el agua alcanza los últimos peldaños de la escalera que da a la playa, vamos que casi no hay playa. Hay un tipo de pececillo que va en bandadas y de repente saltan sobre el agua todos a la vez. Varias veces me rodearon y hasta cogí un pez con la mano, jejeje.
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| Pescadores en un Dhow |
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| Masai |
Por la noche salen los
cangrejos y los masais. Los masais patrullan las playas, les hay también de día pero más de noche. Van con su ropaje tradicional, su cuchillo y su vara, con el pelo largo y adornos, pulseras, tobilleras... les pagan los hoteles para que vigilen y de paso venden algunas artesanías hechas por ellos. Los cangrejos son graciosísimos. Cada uno vive en su agujero de la playa que reconstruyen continuamente porque las mareas los deshacen. Al volver a hacer los agujeros sacan la arena con sus pinzas y la dejan lejos como para despistar, formando una montaña... Cuando paseamos cerca, se meten corriendo en su casa pero si te estás quieto unos minutos salen y siguen con su tarea.pasando de ti.
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| Inma con estrella |
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| Lw con Paco |
La verdad es que no hicimos nada especial en toda la semana... Ah, sí, visitamos un centro de recuperación de tortugas marinas, Nos acercamos andando por la playa, sin estresarnos. Pagas (solo los guiris) 5 dólares y te dan algas para alimentarlas... chulísimo. Una chica alemana voluntaria, en su gapyear, nos explicó la vida
tortuguil. Las tocamos el caparazón y la testud... me acordé de mi tortuga Kongoi.. sniff.
Y nada más, No llovío ni un día. Paseamos por la playa. Cogimos algunas conchas (hay mogollón) de la playa. Cenamos en la playa. Nos dieron la trisca en la playa;
compra este pareo de masai, comeos este pescado de roca, fúmate un porro de maria, rastaman... lo típico,
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| Lw esperando a que baje la marea. Foto desde el hotel |