Vuelven los helados de Regma. Ha empezado mayo y entre manifa y manifa nos ha dado tiempo de ir al Sardinero y comprar unos helados gigantes, tan gigantes como la cola que hay que hacer para comprarlos. Ibamos pensando que con la crisis a lo mejor no había clientela o no habían abierto los puestos, pero noooo. España va bien. Esto funciona. Continuamos disfrutando con el jaspeado escocés o el de moka, desbordándose de su cono, y nosotros sacamos la lengua desesperadamente en un intento de que no nos manche el pantalón... Hermosa normalidad. Y en la cola Mira quien está ahí Hola, ¿qué tal? Una alumna de Taiwán, mejor dicho exalumna. Se enamoró aquí y no volvió a su país... ¿y tu chico? Y me responde que está fuera, en Qatar, donde hay trabajo. El mundo se ha vuelto pequeño y nosotros nómadas, como nuestros prehistóricos, nómadas del trabajo y de la esperanza. Su chico es natural de Benin, que está en África, estudió con beca en Cuba y llegó luego a Santander. Es ingeniero. Yo lo conocí en una cena que ella organizó en su piso, con comidas taiwanesas y cervezas españolas. Recuerdo que escribió nuestros nombres con caracteres chinos en papel de arroz con esos pinceles característicos y nos los regaló. El mío lo tengo en una vitrina del salón.
Y pienso que debe ser duro vivir lejos de tu país, dejando atrás familia y amigos y playas y prados verdes, pero que más duro es quedarte en tu tierra sin expectativas de futuro... aunque con los helados de regma se te olvidan todos los males y supongo que lo mismo piensa mi exalumna de Taiwán.
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