sábado, 17 de marzo de 2012

Sí ¡¡¡ Dejé de fumar!!

Efectivamente, el final de la historia es que dejé el tabaco, o mejor dicho, él me dejó a mí porque después de 20 años dándole al pitillo, oye que lo dejé así, de repente, sin pensarlo ni nada.
Todo sucedió un verano, en el mes de agosto. Me cojo las vacaciones correspondientes y ¡me quedo sin voz! Increíble, nunca me había pasado. Ni palabra podía pronunciar. La ley antitabaco ya estaba funcionando, por eso recuerdo fumar en las puertas de la uimp y no en la cafetería durante todo el verano. Total que tras pasar una semana sin hablar ni fumar y con fiebre y antibióticos, cuando me repuse, pensé "No tengo sincio, voy a aprovechar y no fumaré más que yerbas" Así que rescate la pipa de agua que había comprado en Túnez (tras regatear treinta minutos, y luego la había igual en Eroski Centre) y metí las yerbas aromáticas. Las primeras fueron de menta, luego mi hermana me trajo de Madrid de otros sabores- hay una tienda cerca de la Plaza Mayor que tiene de tooo.
Y así pasé el verano, con mi arguila, to´ feliz. Luego en invierno, no la tocaba más que los fines de semana ya que fumarla me llevaba casi una horita. Y así, poco a poco se me olvidó fumar. Yo siempre pensé que aquello de la cachimba eran yerbas, hasta que me dijo un amigo que no, que también era tabaco. Por eso digo que el tabaco me dejó a mí.
Y hasta hoy, que ya no me gusta ni nada. Pero cuando voy a un curso de tabaquismo y me dicen lo malo que es fumar, lo horrible que es el tabaco, etc... no sé por qué, ¡¡me vuelve aquel sincio de golpe!! y me fumaría un pitillo echándoles el humo a la cara.
 Está visto que lo que nunca voy a poder dejar son estas ganas innatas de llevar la contraria... a ver cuando me dejan ellas a mí.

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