jueves, 28 de junio de 2012

Tierra, trágame

Estas cosas pasan. Lo sé. Y con el tiempo se te olvidan y el recuerdo te hace sonreír. Pero en el momento en que te ocurren es que te da un patatús.
¡Ayy, lo que me ha pasado! Se me ha olvidado la cartera en casa. Pero no, no me he dado cuenta al ir a pagar el pan o la gasolina ¡Ojalá! Entonces solo se hubiera enterado el empleado de turno y, como en otras ocasiones, les habría jurado y perjurado que volvería a pagarles al día siguiente. Esta vez ha sido diferente. Os cuento. El viernes a las 11 terminé una de mis clases y el grupo de alumnos y yo misma abandonamos el aula ya que venía el profesor X con otros estudiantes. Apresuradamente recogí mis los libros y salí sin percatrarme de que me dejaba el bolso. Bajé al departamento, posé las cosas sobre la mesa y me senté a charlotear un rato con mis colegas, cuando en eso llamaron unos nudillos a la puerta. Era el profesor X, con mi bolso colgando de su mano estaba en clase. Tras la sorpresa, le di las gracias y cuando cerró la puerta dije voy a comprobrar que está todo ¡Maldita sea! pero ¡qué pésima idea! Me pongo a mirar y faltaba ¡la cartera! ¿Tenías mucho dinero? No, pero la documentación... sí, eso es lo peor. Hay que avisar al jefe de estudios... que nadie salga de esa clase. Dicho y hecho. Movilización general. Jefe de estudios interrogando a la clase. Anulación de tarjeta del banco. Alumnos mirándose unos a otros con cara de yo no he sido. Profesores contando sus experiencias en casos semejantes (porque para más inri, tenía una reunión de tutores) Hasta que una voz diminuta y sensata se hizo oír ¿No te la habrás dejado en casa?... Pues no sé, es que no hay nadie. Vete y vuelve antes de que se acabe la clase. Dicho y hecho. Dejó todo, cojo llaves y abrigo (llueve en Santander) arranco coche, tomo autovía, aparco mal, subo a casa, abró la puerta y ahí está, descansando junto al teléfono. Noooo. Tragué saliva y llamé al insti Avisad a todos de que está aquí, perdonad, no sé cómo... Un desastre. Cogí el coche y volví a toda leche porque tenía otra clase y pensando pero ¿¿seré idiota? ¡Vaya forma de liarla para nada! La plácida mañana de rutina rota por uno de mis despites... LLegué al centro y tuve que ir a pedir disculpas con la mejor de mis caras, con un nudo en el estómago y pensando  Tierra, trágame. AYYYY

5 comentarios:

  1. oh dios mio inma, qué situación tan comprometida, abochornante, delicada, apurada y difícil a la vez, espero que tus alumnos lo hayan entendido como fue, y no como que tienen una profe flipada o paranoide, que no haya sido más que una pequeña incidencia, besos y abrazos

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  2. Calla, calla ... cambie de bolso para que el cuerpo del delito no me delatase por los pasillos... es que yo no entré en la clase a acusarles sino el pobre jefe de estudios, que se pensó que yo era de fiar... en fin... hasta la próxima

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  3. Ay, Vane!!! Al final se van a hacer famosas también las vaneciadas!!

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  4. Yo me habría muerto directamente. Claro que estas cosas le pasan a cualquiera.

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  5. Bueno, es que no lo he puesto pero al lunes siguiente me vino una profe de mate amiga diciendo... "Vaya la que montó una profe de tu departamento por una cartera el otro día" y claro tuve que decirle que era yo misma... cosas que pasan. Adeu, peras.

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