miércoles, 14 de marzo de 2012

¿Fumas? Lo siento

Yo no sé si lo mío es normal. Resulta que me ha apuntado a un curso sobre tabaquismo, o mejor dicho, sobre prevención de tabaquismo, por eso de sumar puntos para las opos y porque el tema en cierto modo me interesa.
Mi historia con el tabaco es bastante normal. Pegué mis primeras caladas en el colegio, escondida detrás del polideportivo a la hora del recreo. Entonces iba a un colegio femenino que ahora afortunadamnete ya es mixto. Llevabamos unifome con corbata incluida que aún mantienen, y realmente me gustaba llevarlo, no tenía que pensar qué ponerme (¡bueno! ahora tampoco, vaqueros y camiseta, está claro.) Hay gente que no lo entiende, que no le gusta ir igual que los demás pero para mí, que lo ropa no es más una necesidad, era muy cómodo, y ¡qué coña! también me sentaba de maravilla.
Pero me estoy desviando del tema....A ver, detrás del "poli" me inicié en las artes del fumeteo. Dos de nosotras vigilaban en sendas esquinas y mientras, las otras compartíamos un winston o marlboro que era lo más "in" del momento. Unas toses, unas risas, el humo y el olor pegado a la chaqueta eran el rito de iniciación para entrar en el mundo de las sofisticadas muchachas de 16 años con zapatos de tacón que iban a comerse el mundo. Era emocionante y divertido. Pero es que además no estaba mal visto, de hecho a las mayores de COU las dejaban fumar dentro del colegio. O sea que estaba bien visto. Entonces la pegunta que se hacía era ¿No fumas?¿Pues cómo? (ajá, eres una empollona, retrograda o paupèrrima estudiante, jaja... pensaban.) Solo el asma podía librarte.
Y bien, así poco a poco pues seguías fumando tus caladitas diarias. Yo compraba los cigarros sueltos en un quiosco del Sardinero, que hacía un buen negocio, y luego los fumabamos en los bajos de Rhin o en la playa para que nadie nos viera. Cuando mi padre se enteró (que fue en la estación de tren de Herrera de Pisuerga, ya os contaré nustras vacaciones allí en la fiesta del cangrejo) pues con toda sencillez me ofreció uno de sus cigarros Jean, oferta que decliné aludiendo a que yo solo fumaba Winston.
Total que con el tiempo, empecé a comprar cajetillas y luego cartones y ya pasé del Wisnton al Lucky, y luego al Fortuna y acabé fumando pues como todo hijo de vecino, sin romanticismo y sin encanto, solo por estar enganchada y ser una adicción, muy placentera, eso eso sí.
AYYY, ya lo siento pero es tarde, y mañana tengo que trabajar... mis alumnos se merecen una buena cara... me vais a perdonar, seguiré, pero no ahora, mañana. Good night.

5 comentarios:

  1. Doy fe, te quedaba muy bien el uniforme

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  2. ¿A que sí? Al pan, pan y al vino, vino...Ay ¡qué tiempos!

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  3. oh dioss, colegialas de uniforme fumando a hurtadillas en los bajos del rhin... no inspires las mentes calenturientas. Yo empecé a fumar con Rex, una marca de la época, también había Pipper mentolado (un horror), Celtas cortos, con boquilla, Bisonte, Jean (el de tu padre) un tabaco negro que te peforaba los pulmones, y los sempiternos Ducados, aynsss qué tiempos de futbolines con música de la Carrà, ¿tú ibas a los futbolines?... ¿tú dejaste de fumar definitivamente.. no?... y otra cosa ¿llevábais un imperdible dorado en la faldita?

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  4. Pues sí, hubo una temporada de futbolines y billar en los bajos del Casino,¡cuántos bajos! Empieza a sonar a película del hampa... lo del fumar, es lo que intentaba contar pero me dio el sueño... Y no, no llevabamos imperdible dorado en el uniforme... confieso que en algunas faldas sí, me descojono... se me había olvidado... una era de cuadros escoceses ¡agggh!

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  5. Te dio el sueño y no lo contaste, pero ahora tampoco, ¿has dejao de fumar refinitivamente?... faldita de cuadros escoceses con imperdible dorado.. umm, no sé por q me viene a la cabeza la imagen de una lolita chupando una piruleta, en fin, voy a seguir currando amiguita

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